jueves, 14 de mayo de 2009

Amo mi trabajo! - Una frase que duró poco en mi repertorio -

A todo el que me preguntaba “cómo va eso” en marzo de 2008, yo le contestaba con esa frase de arriba sonriendo como una nena que acaba de empezar la primaria. Es que realmente era así, tenía muchas razones para amar mi trabajo. Una muy importante es que El Infierno queda a dos cuadras de mi casa, por lo que no tengo que tomar ni colectivos ni subtes para ir a trabajar, lo cual no deja de ser algo maravilloso, ya que no sólo me ahorro plata sino también malos ratos. Soy conciente de que estoy quedando como una cabrona: no me gusta mi trabajo, tampoco los shoppings, y ni hablar de los colectivos y/o subtes... ¿Qué puedo decir? Puede que sea una cabrona después de todo, pero también tengo virtudes, una de ellas es la puntualidad. Soy una mina súper puntual, y realmente me saca de quicio cuando alguien no lo es (carajo, una de mis virtudes vuelve a sonar como una cabronada!) No es que no manejo los benditos minutos de tolerancia, porque desde luego que si llegas 10 minutos tarde ello puede deberse a un sin fin de circunstancias de las que no tuviste control y no a que seas un desconsiderado. Pero eso es todo lo que tolero de retraso, y sólo un par de veces por persona. Si llegas 10 minutos tarde continuamente, cruzaste la línea de “tuve un problema” a “me importa tres carajos que me estés esperando” y automáticamente pasaste a ser un completo desconsiderado para mí (por decirlo de manera elegante, porque suelo usar otro tipo de adjetivos* al referirme a los impuntuales)
Por todo esto es que yo llegaba al Infierno a las 17:45, para que Pilar pudiera terminar su turno a las 18:00 en punto. Ella parecía más que feliz con este asunto, era casi como si fuese algo totalmente nuevo para ella esto de irse a las 18:00 en punto, lo cual era algo de lo más normal en mi mundo de puntualidad. Así fue que una vez le pregunté “por qué tanta sorpresa cuando llego che!” a lo que Pilar respondió “es que estoy acostumbrada a irme 18:15, Gime (la mina que laburaba antes que yo entrara a trabajar al Infierno) siempre me caía tarde y yo me iba a cualquier hora”. Me compadecí con su situación y ahí mismo le dije lo que opino de la puntualidad. Pareció estar de acuerdo conmigo. Aclarado. Fantástico.
Otra de las razones por las que amaba mi trabajo era que mi Yegua (aka Jefa) no venía nunca al local, sólo pasaba raras veces a retirar plata y en muchas más raras ocasiones a entregarla, si se entiende lo que quiero decir. Esto me daba completa libertad para hacer durante las cuatro horas de trabajo lo que más amo hacer: leer y escribir. Parecía un sueño para mí, llegar al Infierno cargada con mi libro de turno y mi cuaderno sabiendo que nadie iba a impedirme que leyera y escribiera era sublime. Si a ello le sumamos que el café de la cafetería de El Infierno del Infierno (aka Shopping para los distraídos) contaba con el café más rico y las medialunas dulces más exquisitas que he probado en mi vida, teníamos por resultado en marzo de 2008 las primeras tres palabras del título de este post. Yo amaba mi trabajo.
Se acercaba Semana Santa en El Infierno (qué cosa para decir), y a mi Yegua se le había ocurrido la magnífica idea de que trabajáramos horas extras. Nadie supo explicarle que aquello era imposible, ya que si Pilar, Anita (la del turno mañana, Belén aparece después, cuando Anita renuncia) o yo hacíamos una hora de más, pasaríamos a estar dos personas en el horario de una sola. Pero el cerebro de mi Yegua se parece mucho a un maní de taberna en los suburbios baboseado por un borracho, por lo que terminamos haciendo esa ridícula superposición de turnos. Pero Anita aludió que no podría quedarse hasta las 15:00 hs el viernes Santo ya que tenía otro compromiso a las 15:30 y no iba a poder llegar. Me ofrecí a cambiarle el turno por ese día y así fue que yo experimenté El Infierno a la mañana, y me enamoré completamente de ese turno. Era mucho más tranquilo, El Infiero tenía pocos madrugadores y la mañana se me pasó volando, casi tanto como el amor a mi trabajo.

*Dedicado a renaugus =) http://blogs.clarin.com/usuarios/renaugus

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